Leo en EL PAIS un reportaje sobre el último disco de Tom Waits: Orphans: Brawlers, Bawlers, Bastards (es decir: Huérfanos: Bronquistas, Berreadores y Bastardos).
Como dice Diego A. Manrique, sus canciones son “diamantes que prefirieron quedarse como carbón”. Tom Waits es, probablemente, uno de los mayores creadores de canciones de las últimas décadas pero, cantadas por su voz rota, ahogada, de “piano borracho”, son como Cenicienta sin su traje de fiesta: piedras preciosas para el que las sepa apreciar, pero carbones que pasan de largo ante la indiferencia de los que no se paran a escucharlas.
Esa creatividad desbordante sobrepasa las limitaciones de su sucia voz. Sin embargo, el propio Waits busca ese sonido sucio (algunas las grabó en su cuarto de baño) para pintar los submundos de alcohólicos, prostitutas y derrotados a los que nos tiene acostumbrados.
“...Apenas ofrece conciertos, pero Tom Waits no para de hacer música. Nunca confundió creatividad con técnica o tecnología y eso explica que el próximo día 20 publique el formidable Orphans, tres discos con 56 piezas, de las que 30 son inéditas. Dejando aparte su vocación iconoclasta, se podría afirmar que, en comparación con Bob Dylan y otros cantautores de la primera división, Waits es una verdadera máquina de parir canciones...”
La entrevista no tiene desperdicio:
“...En Bastards, Waits se regocija en su lado más experimental (...) e incluye varios relatos hablados, sin música, chocantes, como Children’s story, un cuento para niños tremendamente cruel o el poema de Bukowski ‘Nirvana’. Brawlers se mueve en el entorno del blues, mientras que Bawlers incluye temas compuestos para películas, baladas que arrastran la tristeza que impregnaba su primera época o versiones sucias de temas como el clásico de Leadbelly Goodnight Irene...”
“En este álbum también ha utilizado alguno de esos instrumentos obsoletos o inventados que usted colecciona… ¿Me podría explicar qué es un piano borracho?
Supongo que un piano desafinado, o al que le faltan algunas teclas, o al que le ha llovido encima.
De repente, como si alguien hubiera preparado la escena para contestar a la pregunta, Tom Waits se queda mirando a su izquierda, se levanta, se acerca a un mueble que está cubierto con plástico azul y, ¡zas!, descubre un piano de madera hinchado, sucio, mojado y con las teclas desquiciadas: “¡Esto es un piano borracho! Inténtele sacar algún sonido, saldrá como ahogado…”. El piano resplandece en su deterioro en medio del patio polvoriento y olvidado de Little Amsterdam, mientras Tom Waits lo mira embelesado. “Es una lástima…”, balbucea.”
Escuchad dos clásicos de Tom Waits (Downtown Train y Jersey Girl) y dos de las canciones del nuevo disco (What Keeps Mankind Alive y Walk Away):
Downtown Train
Jersey Girl
What Keeps Mankind Alive
Walk Away
¡A disfrutar!
Como dice Diego A. Manrique, sus canciones son “diamantes que prefirieron quedarse como carbón”. Tom Waits es, probablemente, uno de los mayores creadores de canciones de las últimas décadas pero, cantadas por su voz rota, ahogada, de “piano borracho”, son como Cenicienta sin su traje de fiesta: piedras preciosas para el que las sepa apreciar, pero carbones que pasan de largo ante la indiferencia de los que no se paran a escucharlas.
Esa creatividad desbordante sobrepasa las limitaciones de su sucia voz. Sin embargo, el propio Waits busca ese sonido sucio (algunas las grabó en su cuarto de baño) para pintar los submundos de alcohólicos, prostitutas y derrotados a los que nos tiene acostumbrados.
“...Apenas ofrece conciertos, pero Tom Waits no para de hacer música. Nunca confundió creatividad con técnica o tecnología y eso explica que el próximo día 20 publique el formidable Orphans, tres discos con 56 piezas, de las que 30 son inéditas. Dejando aparte su vocación iconoclasta, se podría afirmar que, en comparación con Bob Dylan y otros cantautores de la primera división, Waits es una verdadera máquina de parir canciones...”
La entrevista no tiene desperdicio:
“...En Bastards, Waits se regocija en su lado más experimental (...) e incluye varios relatos hablados, sin música, chocantes, como Children’s story, un cuento para niños tremendamente cruel o el poema de Bukowski ‘Nirvana’. Brawlers se mueve en el entorno del blues, mientras que Bawlers incluye temas compuestos para películas, baladas que arrastran la tristeza que impregnaba su primera época o versiones sucias de temas como el clásico de Leadbelly Goodnight Irene...”
“En este álbum también ha utilizado alguno de esos instrumentos obsoletos o inventados que usted colecciona… ¿Me podría explicar qué es un piano borracho?
Supongo que un piano desafinado, o al que le faltan algunas teclas, o al que le ha llovido encima.
De repente, como si alguien hubiera preparado la escena para contestar a la pregunta, Tom Waits se queda mirando a su izquierda, se levanta, se acerca a un mueble que está cubierto con plástico azul y, ¡zas!, descubre un piano de madera hinchado, sucio, mojado y con las teclas desquiciadas: “¡Esto es un piano borracho! Inténtele sacar algún sonido, saldrá como ahogado…”. El piano resplandece en su deterioro en medio del patio polvoriento y olvidado de Little Amsterdam, mientras Tom Waits lo mira embelesado. “Es una lástima…”, balbucea.”
Escuchad dos clásicos de Tom Waits (Downtown Train y Jersey Girl) y dos de las canciones del nuevo disco (What Keeps Mankind Alive y Walk Away):
Downtown Train
Jersey Girl
What Keeps Mankind Alive
Walk Away
¡A disfrutar!
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