La txalaparta es un instrumento tradicional vasco.
Se basa en una serie de tablas dispuestas sobre unos caballetes, que son percutidas con dos bastones de madera. Se toca en pareja (dos txalapartaris tocando juntos). Cada intérprete tiene su función. Uno impone el orden y equilibrio y otro rompe lo impuesto por el compañero, haciendo aparecer el desorden y el desequilibrio. De esta forma, en la actuación hacen y deshacen el ritmo, cada vez más rápidamente, hasta llegar a un equilibrio imposible de romper.
Se solía tocar para celebrar la finalización de los trabajos comunitarios (elaboración de la sidra, etc.) y también en las bodas, pero siempre dentro de un ambiente festivo.
Cuando se fabricaba la sidra, tras triturar la manzana, los que habían colaborado en el trabajo celebraban una fiesta con cena incluída. En ocasiones era una buena cena, y en otras no tanto. Como dice Ramon Goikoetxea: "Algunas veces bacalao, otras veces sardinas viejas", pero la fiesta siempre se celebraba. Lo que no faltaba era sidra.
Tras la cena, la gente se iba animando y entonces se montaba la txalaparta. Normalmente frente a la entrada del caserío, en el exterior, y en seguida empezaban a tocarla. En aquel momento comenzaba una nueva parte de la fiesta; hasta entonces la fiesta era de los comensales, de ahí en adelante, al oir la txalaparta, acudiría la gente de los caseríos de los alrededores, jóvenes la mayoría. Cuentan que la txalaparta se oía en un radio de unos 5 kilómetros y muchos de los que vivían dentro de él acudían a la fiesta.
Se ve mucho mejor en YouTube (activando el botón que reduce la imagen del vídeo): http://www.youtube.com/watch?v=5PiGYsrL-DM
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